viernes, 9 de noviembre de 2018


                                                ENRIQUE SANTOS CASTILLO   
                                                                                 

Era hijo de Enrique Santos Montejo Calibán, autor de la famosa columna "Danza de las Horas", y de Noemí Castillo. Fue el único integrante de la familia Santos que nació en Tunja, debido a que en ese entonces su padre se desempeñaba como director del periódico La Linterna en la capital boyacense.​ Tuvo tres hermanos, Hernando, Beatriz y Cecilia (que falleció en su juventud), y tres hermanastros, Enrique, Consuelo y Pilar, puesto que su padre se casó con Blanca Molano, luego de enviudar de su primera esposa.

En su juventud incursionó en la política, cuando fue postulado y elegido como diputado a la Asamblea de Boyacá, cargo que ejerció a pesar de los reparos de su tío, Eduardo Santos,con quien siempre sostuvo diferencias debido a que los dos tenían posiciones ideológicas notablemente opuestas. Este distanciamiento se intensificó durante la Guerra Civil Española, en la que Eduardo Santos y otros miembros del clan familiar eran partidarios del bando republicano, mientras que Enrique era simpatizante del bando nacional, del general Franco y la Falange,8​9​ e inclusive, estuvo dispuesto a viajar a España como combatiente del ejército franquista.​ A pesar de esta postura de derecha, Enrique Santos Castillo repudió a Hitler y los crímenes cometidos por el nazismo.​

Recién graduado como abogado de la Universidad del Rosario,11​ Enrique se casó el 23 de marzo de 1944 con Clemencia Calderón Nieto.​ De su matrimonio nacieron cuatro hijos: Enrique (1945), Luis Fernando (1948), Juan Manuel (1951) y Felipe (1956).​ La señora Calderón era hermana de Helena Calderón Nieto, quien a su vez se casó en 1948 con Hernando Santos Castillo, hermano de Enrique. Por esta razón, los hijos de las dos uniones llevan los mismos apellidos paternos y maternos.​ Enrique Santos Castillo enviudó el 27 de mayo de 2000.14​
Carrera periodística en El Tiempo
Ingresó al diario en 1942 como jefe de redacción,3​ condición que mantuvo hasta 1955, cuando el periódico fue clausurado por el régimen de Gustavo Rojas Pinilla.15​ Meses más tarde, la Casa Editorial El Tiempo obtuvo el permiso del gobierno para editar en sus talleres un nuevo periódico, sometido a la censura, que se llamó Intermedio.16​ Esta publicación era dirigida por su padre, Calibán, y allí Enrique se alternó la jefatura de redacción con su hermano Hernando, modalidad que siguió vigente cuando se produjo el regreso de El Tiempo, en junio de 1957.17​

Las diferencias políticas entre Eduardo Santos y su sobrino Enrique se vieron reflejadas en el testamento del expresidente, que se hizo efectivo a su muerte, el 27 de marzo de 1974.18​ Así, aunque a Enrique Santos Castillo le correspondía en teoría ser el primer heredero de la dinastía periodística de su tío y su padre, por ser el descendiente de mayor edad, el ex mandatario otorgó una porción más grande e importante del legado a Hernando Santos Castillo, designándolo como subdirector y dándole una cantidad adicional de acciones de la empresa, que sumadas a las que previamente había recibido cuando se fundó la Casa Editorial en 1956,19​ dejaron a Hernando como el principal accionista del periódico, con un 23 por ciento de participación.9​20​

Enrique no recibió ninguna acción en este nuevo reparto, por lo que quedó solamente con el 8 por ciento, y fue relegado al cargo de editor general. Sin embargo, desde esa posición logró hacerse con el control absoluto del contenido informativo de todas las ediciones del diario. Era el responsable de escoger los titulares de la primera plana y de cada una de las secciones.11​ Solamente se publicaba una noticia si estaba previamente aprobada por él y sólo ingresaba a la nómina un nuevo periodista si él daba su visto bueno.1​3​21​22​ Paradójicamente, Enrique Santos Castillo nunca escribió una columna, ni redactó una noticia que fuera publicada en El Tiempo.1​ Por otra parte, fue uno de los fundadores y el primer presidente del Círculo de Periodistas de Bogotá, en febrero de 1946.23​

IMPORTANCIA
Durante décadas fue corazón y alma en el diario fragor de las noticias del principal periódico del país. Como jefe de redacción o editor general, fue el periodista que decidió desde el titular hasta el contenido de cada noticia, desde el anuncio del final de la Segunda Guerra Mundial, los asesinatos de Jorge Eliécer Gaitán o John F. Kennedy, el hombre en la Luna, las tragedias de Popayán o de Armero, todo; Papas y presidentes, grandezas y miserias del país y el mundo, todo lo que aún perdura en la memoria, o lo que el viento se llevó. La historia humana de una nación y del mundo, pero también los hechos de las pequeñas cosas, como las páginas sociales que cuidaba celosamente, las bodas, la vida de los pueblos y los barrios y veredas, desde las fiestas de las bandas de Paipa hasta los conciertos de música clásica en Popayán.
Y él, siempre ahí, las 24 horas, hasta las madrugadas, olfateando, atrapando y forjando las noticias, liderando e inspirando a periodistas durante generaciones.
Según pasaron los años, era en el periódico no una persona, sino una esencia tan entrañable y fundamental como la tinta, como el papel, como la rotativa, como el sonoro tecleo de los linotipos ardientes, o el rumor de las máquinas de escribir; también, el silencio frío pero implacable de los computadores…
Fue faro y vigía para guardar y conservar costumbres y tradiciones. Se adaptó y asimiló todos los cambios, siempre de frente en defensa de la libertad y la democracia, siempre con talante y actitud liberal, pero también conservador inequívoco frente al imperio de la autoridad y la seguridad para todos los colombianos.

https://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Santos_Castillo